Si bien Martin Etcheverry tuvo una buena semana en Houston el platense no rindió y quedó afuera de la competición.
Queda claro que la joven promesa de 21 años Ben Shelton esta entrando a la mesa grande y es de esos jóvenes talentosos que tienen mucho por hacer el deporte. El tenista estadounidense de servicio imponente (saca a 240 km/h), semifinalista del último US Open y apadrinado comercialmente por Roger Federer, ya es una figura del circuito.
Para esta oportunidad recordando el ATP 500 de Tokio del año pasado, el cual se presente como un certamen más longevo del continente asiático (disputado por primera vez en 1972), se coronó al derrotar al ruso Aslan Karatsev por 7-5 y 6-1. Más allá de algunos vaivenes, ahora acrecienta su fuego interior. Y en esta oportunidad lo sufrió Tomás Etcheverry, el argentino no perdiendo la fe durante todo los sets expuso destellos de su mejor versión.
Con un saque alto, flaco, sin ningún tipo de excesos. Una derecha fuerte, un estilo aplomado. Hoy quedó en las puertas de la final: perdió en las semifinales del ATP 250 de Houston frente al joven norteamericano, en un bonito estadio, repleto de entusiasmo por el tenis, por 6-7 (4-7), 6-4 y 6-4 en dos horas y 29 minutos. Y lo mejor: hubo aplausos para ambos, pero sobre todo, para el argentino, que pisa fuerte en el circuito, con golpes duros y parejos. Shelton, en cambio, es la imagen de la explosión. Suele jugar a todo o nada. Tira la raqueta cuando se enoja, es capaz de enfadar hasta el propio Novak Djokovic. Un distinto.
La joven promesa Shelton, número 1 en Houston, jugará su primera final sobre polvo de ladrillo y la segunda de su carrera, tras la ganada el año pasado en Tokio en pista dura. El tenista zurdo de Atlanta, semifinalista del pasado Abierto de Estados Unidos, chocará en la final frente a su compatriota Frances Tiafoe o el italiano Luciano Darderi.
Si bien Etcheverry se prepara para el gran desafío próximo: Roland Garros, la casa de la arcilla. Sabe que tiene posibilidades reales de alcanzar la segunda semana. Este sábado, arrancó muy bien y siempre estuvo en partido. Es más: ganó un puntazo, cuando su rival estaba 4-2 en el segundo, que hizo levantar al estadio. Fue una auténtica maravilla. Hasta pidió perdón el platense, por el toque en la red.
Hay que saber que el joven de 24 años, en enero pasado provocó la admiración de Djokovic, que lo elogió tras eliminarlo en la tercera rueda del Australian Open, nada menos.
Refierondose: “Tomás es un muy buen chico, lo dije antes del partido. Nos conocemos bien con su equipo, me cae bien él, su equipo y su familia. Así que le deseo lo mejor. Es fantástico para el tenis argentino lo que está haciendo. Mejor y mejor, mejorando y construyendo su juego. Estoy seguro que veremos mucho de él en los grandes escenarios en el futuro”.